LA MAR

Hoy he vuelto a sentir la inocencia de la niñez, esa pureza que ilumina el alma y devuelve la capacidad de soñar. Por primera vez comienzo a hablar del pasado con mi círculo de confianza, y en cada palabra compartida descubro que la libertad regresa, abriendo puertas que antes parecían cerradas.Ambas experiencias me recuerdan que siempre existe una salida, incluso cuando la vida se empeña en mostrar caminos oscuros. La felicidad se revela en los pequeños detalles del día a día: una mirada, un gesto, un instante de calma. Y en esa sencillez descubro que mi risa vuelve a fluir, ligera y auténtica, como un río que encuentra de nuevo su cauce.La espiral que antes me atrapaba se transforma ahora en concha, símbolo de refugio y serenidad. En ella me siento protegida, en calma y en paz, abrazando la certeza de que la vida siempre ofrece una nueva oportunidad para renacer.